La postura es la posición estática del cuerpo en el espacio y el movimiento es el desplazamiento del cuerpo entre dos posturas.
La postura debe adaptarse a las fuerzas externas que operan sobre el cuerpo, especialmente la fuerza de gravedad, y que tienden a desestabilizarlo. En una situación estática la postura debe ser lo más estable posible; en cambio, para desplazarse, debe ser lo suficiente flexible como para no impedir el movimiento.
El movimiento consiste en trasladar los diferentes segmentos del cuerpo gracias a la fuerza generada por los músculos esqueléticos y comprende una compleja secuencia de contracciones de ciertos grupos musculares (sinergistas), la inhibición de grupos musculares que se oponen al mismo o realizan el movimiento contrario (antagonistas) y la activación de músculos que fijan las articulaciones, indispensables para estabilizar la postura y evitar las caídas.
Los movimientos de la musculatura esquelética son mayoritariamente voluntarios, pero también existen involuntarios. El movimiento voluntario se origina en la corteza cerebral donde surge la idea del movimiento que deseamos realizar; allí se planifican, controlan y evalúan todos nuestros movimientos. En el acto de movernos están implicadas también el cerebelo y los núcleos grises de la base cerebral que, actuando en conjunto con la corteza, dan armonía y fluidez al movimiento. En milésimas de segundo todas estas órdenes se integran y pasan a los sistemas de transmisión, a la médula espinal y a los nervios periféricos, que transmiten la orden a los músculos implicados.
Dentro de los movimientos voluntarios se distinguen los que requieren la atención de nuestra voluntad y los automáticos, que son aquellos que pueden realizarse sin necesidad de dirigir un esfuerzo consciente hacia ellos, para controlarlos, como por ejemplo, caminar. Los movimientos involuntarios están representados por los reflejos, entre los cuales uno de los más importantes es el reflejo miotático del que depende en gran parte el tono muscular postural.
Tono muscular.
Se define como el estado mínimo de contracción muscular que limita su elasticidad y ofrece cierto grado de resistencia al estiramiento pasivo, imprescindible para que podamos mantener la postura y la posición durante los movimientos que hacemos día a día. Se caracteriza por ser permanente, involuntario, de grado variable, de carácter reflejo, encaminado a mantener dispuesto el músculo para una contracción voluntaria subsiguiente. Se mantiene fundamentalmente mediante el arco reflejo miotático, controlado por la médula espinal mediante los husos musculares, cuyas fibras musculares interiores, denominadas fibras intrafusales están activas permanentemente, incluso cuando el músculo está en reposo. Los impulsos nerviosos originados en los husos musculares llegan también a la corteza cerebral llevando información del grado de contracción muscular.
El reflejo miotático funciona de la siguiente manera: cuando se produce el estiramiento de las fibras intrafusales (por acción de las moto neuronas gamma, por gravedad o por golpe dirigido sobre el tendón, como en el examen clínico de reflejos), el receptor ánulo espiral del huso muscular envía información al sistema nervioso por medio de las fibras aferentes del nervio periférico de la neurona sensitiva. Dicha información llega al centro integrador que en este caso es la médula espinal, a su asta posterior, donde se encuentra el cuerpo celular de la neurona sensitiva. Desde aquí es trasmitida, (a) directamente vía sinapsis a las moto neurona alfa y gamma, cuyos cuerpos celulares se encuentran en las astas anteriores de la médula espinal, las cuales responden al estímulo y transmiten el impulso nervioso a través de sus axones hacia la periferia produciendo la contracción de las fibras musculares extrafusales e intrafusales, respectivamente, y (b) indirectamente vía neuronas inhibitorias, a las moto neuronas de los músculos antagonistas para producir su relajación.
En la práctica deportiva es donde quizás mayor importancia tiene el reflejo miotático, debido a que este ha sido un componente esencial en el calentamiento previo de un entrenamiento o competencia deportiva. De esta forma se suelen evitar lesiones en el sistema musculo esquelético como espasmos, desgarros musculares, etc.
El tono muscular normal, en resumen, es el estado basal de contracción muscular, originado por el reclutamiento mínimo de fibras musculares intrafusales, que son las principales reguladoras del tono muscular-
Hipertonía e hipotonía.
Diversas patologías ocasionan alteraciones del tono muscular. Ellas se clasifican en: hipertonía e hipotonía. En la hipertonía existe aumento del tono muscular por incremento del número de fibras musculares contraídas lo que produce articulaciones rígidas, generalmente en posiciones anómalas, y al intentar movilizarlas ofrecen resistencia. Se distinguen dos tipos de hipertonías: espástica y rígida. En cambio, en la hipotonía la elasticidad del músculo es excesiva y su consistencia es blanda, las articulaciones generalmente son inestables aún con el músculo contraído y al movilizarlas se observa flacidez y un rango de movimiento muy amplio.
Dr. Renato Orellana Chamudis.