En el esqueleto la unión de dos o más huesos recibe el nombre de articulación. De acuerdo con su movilidad las articulaciones se clasifican en: móviles (p. e.: cadera, rodilla, hombro); semi móviles (cuerpos vertebrales entre sí) e inmóviles (huesos planos del cráneo entre sí).
Las articulaciones móviles se encuentran en las extremidades superiores e inferiores y están formadas por los siguientes elementos: extremos óseos revestidos por cartílago articular hialino, membrana sinovial que produce el líquido sinovial, cápsula articular, ligamentos de refuerzo, y en algunos casos meniscos intraarticulares.
El cartílago articular hialino, es un tejido conjuntivo especializado constituido por células llamadas condrocitos y una matriz extracelular carente de nervios y vasos sanguíneos. Los condrocitos dependen para subsistir de la difusión de nutrientes y metabolitos a través de la matriz los cuales provienen del líquido sinovial. La matriz extracelular está formada por fibras de colágeno tipo II y sustancia fundamental que es un material extensamente hidratado y de consistencia gelatinosa que contiene proteoglicanos y otras proteínas no colágeno.
Los proteoglicanos están constituidas por proteínas y un tipo especial de polisacáridos denominados glicosaminoglicanos (GAG) o mucopolisacáridos que incluyen: condroitín sulfato y ácido hialurónico, entre otros. Los GAG son moléculas de cadenas largas compuestas por unidades repetitivas de disacáridos con la fórmula general “ azúcar ácido – amino azúcar”. El amino azúcar más abundante es la glucosamina y el azúcar ácido mayoritario es el ácido glucurónico . Cada disacárido contiene una o más cargas negativas que atraen los iones con carga positiva de las moléculas de agua.
Las funciones fundamentales del cartílago articular son amortiguar la sobrecarga de las superficies en contacto (por su elasticidad) y permitir el desplazamiento de las superficies óseas durante el movimiento, acción facilitada por el líquido articular o sinovial.
El líquido articular es un fluido viscoso y claro que tiene la consistencia de la clara de huevo. Se le conoce también como líquido sinovial (el término sinovial proviene del prefijo griego “sin” =con y de la raíz latina “ovum” = huevo). Es producido por la membrana sinovial, delgada capa de tejido que recubre la parte interna de la cápsula articular. Es un ultrafiltrado del plasma, con su misma composición iónica y de especies químicas de pequeño peso molecular como la glucosa, al cual se le agrega ácido hialurónico sintetizado por los sinoviocitos (células de la membrana sinovial), que le otorga viscosidad. El líquido sinovial cumple dos funciones principales: a) aporta nutrientes y metabolitos para los condrocitos y agua para el cartílago a objeto que se encuentre en condiciones perfectas de hidratación y elasticidad para llevar a cabo su función mecánica de soporte y b) reduce la fricción entre los cartílagos articulares al lubricarlos durante el movimiento, disminuyendo su desgaste y minimizando el estrés mecánico sobre el hueso subcondral.
Las lesiones, el desgaste o la pérdida de las propiedades biomecánicas del cartílago articular da origen a la artrosis (conocida también como osteoartritis u osteoartrosis) que es la enfermedad más frecuente de todas las patologías reumáticas. A medida que avanza, la artrosis compromete todos los componentes de la articulación y posteriormente afecta los tejidos que la rodean: tendones y músculos. El cartílago desgastado puede incluso llegar a desaparecer, haciendo que los extremos de ambos huesos rocen directamente.
Antes que esto ocurra, el hueso periférico reacciona estimulando el crecimiento lateral del mismo a objeto de aumentar la superficie de carga articular y así disminuir la presión mecánica que tiene que resistir (en las radiografías este ensanchamiento óseo se percibe como osteofitos). Por su parte, el hueso subcondral se engruesa y se llena de cavidades (geodas).
Las causas de la artrosis son múltiples y varias de ellas pueden estar presentes en una misma persona: envejecimiento, sobrepeso y obesidad, trastornos genéticos del cartílago articular, defectos en la formación de articulaciones (displasia de caderas), trastornos por sobrecarga focal (genu varo o tibias arqueadas), lesiones locales (fracturas intraarticulares, artritis), exceso de uso y fatiga de articulaciones como consecuencias de ciertos trabajo o deportes (rodillas de futbolistas).
Sus localizaciones más frecuentes son: articulaciones que soportan carga (rodillas, caderas, columna lumbar y cervical, primeras metatarso falángicas) y articulaciones hipermóviles de las manos (inter falángicas y trapecio metacarpianas).
Las personas que padecen artrosis presentan dolor y limitación funcional de las articulaciones afectadas. Sin tratamiento la evolución de esta enfermedad conduce a la invalidez. El manejo de estos pacientes debe ser realizado por profesionales médicos y comprende diversas acciones que incluyen medidas preventivas, educación, rehabilitación kinésica, analgésicos, anti inflamatorios, drogas de acción lenta que modifican factores metabólicos en el cartílago articular (glucosamina, condroitín sulfato), inyecciones intraarticulares (de corticoides, para tratar la inflamación; de ácido hialurónico, para mejorar la lubricación; de plasma rico en plaquetas, conocido como PRP, que aporta factores de crecimiento que son proteínas que estimulan la diferenciación celular y promueven la curación natural de tejidos dañados), y cirugía (lavados intraarticulares por artroscopía, osteotomías, artroplastias, etc.).
Es importante destacar que el ejercicio y la actividad física proporcionan beneficios potenciales a personas con artrosis ya sea mejorando las condiciones actuales de su enfermedad o retardando su progresión: a) en materia de anatomía patológica: aumenta la nutrición y remodelación del cartílago, mejora el aporte sanguíneo sinovial, disminuye la tumefacción y aminora la formación de osteofitos a través de la atenuación del impacto por aumento de la fuerza muscular de control; b) en cuanto a sintomatología: mejora el dolor, aumenta la fuerza estabilizadora y la resistencia de los músculos, disminuye la rigidez, amplía el desplazamiento articular y aumenta la elasticidad de los tejidos conjuntivos peri articulares; c) en relación a limitación funcional: aumenta la velocidad de marcha, mejora la realización de las actividades de la vida diaria y la actividad física y disminuye la depresión y ansiedad, mejorando el sueño; y d) referente a discapacidad: mejora el estado de salud general, la forma física, la calidad de vida y la relación social.
Dr. Renato Orellana Chamudis.